Es fácil, caer en la tentación de simplemente creer que una creencia es algo que creemos (valga la redundancia) y no es que vayas desencaminad@ sino que te voy a añadir algún matiz.

Un niño, sólo por el hecho de nacer, su inteligencia biológica, hace que sienta una profunda necesidad de pertenecer, esto quiere decir, entre otras muchas cosas, que un niño jamás cuestionará el comportamiento de papá o mamá; aprenderá y normalizará aquellos patrones repetitivos debido a la «fé ciega» por el vínculo que se establece por el simple hecho de nacer en ese seno familiar. A través del paso del tiempo y viviendo las mismas dinámicas, llegada la etapa de la adultez, habrá validado, aquello que ha vivido sin cuestionarlo. Esto es una creencia, algo que se cree sin ni siquiera estar abierto a que posiblemente, exista un mundo lleno de posibilidades.

Imagínate un mapa, por ejemplo, el mapa del tesoro. Un mapa que si sigues los trazos y las conexiones entre los puntos, verás que se repite un patrón, así es nuestro mapa neuronal. Esas conexiones neuronales de nuestro cerebro, se fueron forjando en función de nuestras vivencias y experiencias infantiles. ¿ qué hace el cerebro mas arcaico a modo de supervivencia? crear protocolos de defensa, máscaras, actitudes que nos sirvan para enfrentar momentos de miedo, de dolor y salir airosos de todos ellos. Es cuestión de supervivencia, «si no me adapto, muero»

» tanto si crees que puedes, como si no, tienes razón»

Mediante sistemas multianclaje y terapia integrativa en biodescodificación y constelaciones familiares, puedo acompañarte, ayudarte, a instalarte en el proceso de desaprender para aprender. Deshechar aquello que ya no nos sirve y que nos mantiene atados al pasado, privándonos de un mundo, lleno de posibilidades.

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